El joven matemático peruano Harald Helfgott, quien logró resolver un problema matemático de 271 años de antigüedad, ocupará una Cátedra Humboldt en Alemania. DW conversó con el investigador.
El matemático peruano Harald Andrés Helfgott es el científico más joven y el primer latinoamericano en obtener una cátedra Humboldt.
Con una sencillez que contrasta con sus logros, Harald Andrés Helfgott se ha hecho famoso como el matemático peruano que resolvió un problema formulado hace casi tres siglos. La conjetura débil de Goldbach postula que cualquier número impar igual o mayor que 5 es la suma de tres números primos (número divisible sólo por 1 y por sí mismo). Algo sencillo de verificar con cifras pequeñas, pero que no había sido corroborado para todos los primos... hasta que en 2013 Helfgott logró comprobarlo.
Con 37 años, un doctorado en Princeton y tras cinco años en el Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia (CNRS), Helfgott llegará en junio a ocupar un puesto en la Universidad Georg-August de Göttingen, gracias a una Cátedra Humboldt, a la que fue postulado por la universidad. Allí seguirá trabajando sus dos especialidades: la teoría de números y la teoría asintótica de grupos. “Varios en la universidad son viejos amigos o colegas que conozco desde hace tiempo y con los que me llevo bien. Probablemente colabore y escriba artículos conjuntos con algunos de ellos”, adelanta.
Helfgott es el primer latinoamericano y el científico más joven distinguido con esta prestigiosa cátedra, que entrega la fundación Humboldt desde 2008 a cinco investigadores internacionales de punta para traerlos a instituciones alemanas por los próximos cinco años. Se trata de la distinción para investigación mayor dotada en Alemania: 3,5 millones de euros para investigación teórica, en el caso de Helfgott, y 5 millones de euros para ciencia aplicada.
Este martes 12 de mayo es la premiación en Berlin. DW conversó con el matemático sobre sus desafíos, la formación de nuevos talentos y la noción de genio.
DW: ¿Qué significa para usted esta distinción?
Harald Helfgott: Para mí es un gran honor y tiene importancia histórica también, pues la Universidad de Göttingen es un gran nombre en la historia de la matemática y tiene un departamento de muy alto nivel. Veo con anhelo el poder unirme a este grupo. Además, el nombre de Humboldt, aparte de ser familiar en el ámbito de la cultura alemana, es conocido en buena parte de Latinoaméricana a causa de circunstancias históricas. Así que tanto de lado real como simbólico es importante para mí.
¿Qué proyectos tiene en la Universidad de Göttingen?
Voy a continuar investigaciones en curso y tengo un plan para los cinco años siguientes. No se trata sólo de la linea de trabajo sobre la conjetura débil de Goldbach, también la teoría de grupos asintótica y otros temas. La Cátedra Humboldt viene con bastantes fondos para dar becas a estudiantes de doctorado y contratar a post doctorandos, lo que se suma a una beca que acabo de recibir del Consejo de Investigación de Europa, entonces voy a tener las facilidades para formar mi propio equipo
Con una sencillez que contrasta con sus logros, Harald Andrés Helfgott se ha hecho famoso como el matemático peruano que resolvió un problema formulado hace casi tres siglos. La conjetura débil de Goldbach postula que cualquier número impar igual o mayor que 5 es la suma de tres números primos (número divisible sólo por 1 y por sí mismo). Algo sencillo de verificar con cifras pequeñas, pero que no había sido corroborado para todos los primos... hasta que en 2013 Helfgott logró comprobarlo.
Con 37 años, un doctorado en Princeton y tras cinco años en el Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia (CNRS), Helfgott llegará en junio a ocupar un puesto en la Universidad Georg-August de Göttingen, gracias a una Cátedra Humboldt, a la que fue postulado por la universidad. Allí seguirá trabajando sus dos especialidades: la teoría de números y la teoría asintótica de grupos. “Varios en la universidad son viejos amigos o colegas que conozco desde hace tiempo y con los que me llevo bien. Probablemente colabore y escriba artículos conjuntos con algunos de ellos”, adelanta.
Helfgott es el primer latinoamericano y el científico más joven distinguido con esta prestigiosa cátedra, que entrega la fundación Humboldt desde 2008 a cinco investigadores internacionales de punta para traerlos a instituciones alemanas por los próximos cinco años. Se trata de la distinción para investigación mayor dotada en Alemania: 3,5 millones de euros para investigación teórica, en el caso de Helfgott, y 5 millones de euros para ciencia aplicada.
Este martes 12 de mayo es la premiación en Berlin. DW conversó con el matemático sobre sus desafíos, la formación de nuevos talentos y la noción de genio.
DW: ¿Qué significa para usted esta distinción?
Harald Helfgott: Para mí es un gran honor y tiene importancia histórica también, pues la Universidad de Göttingen es un gran nombre en la historia de la matemática y tiene un departamento de muy alto nivel. Veo con anhelo el poder unirme a este grupo. Además, el nombre de Humboldt, aparte de ser familiar en el ámbito de la cultura alemana, es conocido en buena parte de Latinoaméricana a causa de circunstancias históricas. Así que tanto de lado real como simbólico es importante para mí.
¿Qué proyectos tiene en la Universidad de Göttingen?
Voy a continuar investigaciones en curso y tengo un plan para los cinco años siguientes. No se trata sólo de la linea de trabajo sobre la conjetura débil de Goldbach, también la teoría de grupos asintótica y otros temas. La Cátedra Humboldt viene con bastantes fondos para dar becas a estudiantes de doctorado y contratar a post doctorandos, lo que se suma a una beca que acabo de recibir del Consejo de Investigación de Europa, entonces voy a tener las facilidades para formar mi propio equipo
.
El investigador se desempeñará durante los próximos cinco años en la prestigiosa Universidad de Göttingen.
Se podría pensar que el trabajo de un matemático es bastante solitario, ¿no es así?
No, para la mayor parte de los matemáticos no es así. Es muy importante compartir ideas y formar una nueva generación. Necesitamos interacción con otros investigadores y enseñar a otros para mejorarnos a nosotros mismos como investigadores.
¿Qué importancia tiene, también en lo personal, haber resuelto la conjetura débil de Goldbach?
Es una conjetura de importancia histórica, porque era conocida y había estado abierta mucho tiempo, pero también había sido un aliciente para muchos desarrollos importantes en la teoría analítica de números. Por mucho tiempo no se avanzaba y luego hubo dos grandes avances a principios del siglo XX y así se desarrollaron muchas herramientas que fueron muy útiles para otros problemas. Para mí ha sido una satisfacción poder terminar definitivamente la resolución del problema, que ahora ya se conoce para todos los números. También ha sido una oportunidad de mejorar muchas herramientas existentes que serán útiles para otros propósitos dentro y a veces fuera de la disciplina.
¿Qué papel jugó la familia del investigador en su desarrollo como científico?
¿Al resolver una suposición como ésta, no sólo importa la respuesta final?
Exacto, y como en muchos casos, el camino ha sido y será incluso de importancia práctica mayor que el resultado en sí. Es como para llegar a la cima de una montaña: la gente quiere escalarla porque está ahí, es significativo, pero primero hay que construir una carretera, mejorar las herramientas para escalar montañas, hacer un buen plan y eso al final va a ser lo más importante para otra gente.
Su madre es profesora e investigadora en estadística y su padre, profesor de matemática. ¿Cuánto influyó su familia en este camino?
Como ocurre con mucha gente, mis padres influyeron. No trataron de forzarme a ser matemático para nada, mi hermano es historiador por ejemplo, pero sí influyeron. Me ayudó bastante tener un acceso temprano a la matemática, sabía que era más de lo que se enseñaba en el colegio, tenía una perspectiva amplia y también me puse en contacto con muchos jóvenes y no tan jóvenes que se interesaban por la matemática. Creo que los medios de comunicación masiva pueden tener un rol muy positivo ampliando las perspectivas de los jóvenes y poniéndolos en contacto con los problemas actuales de la matemática.
Usted tiene apellidos extranjeros, ¿cuál es su relación con Alemania?
Tengo bastantes apellidos, como todos en Latinoamérica. Tenemos apellidos que vienen de muchas partes, algunos de manera confusa. Hay apellidos alemanes que no vienen de Alemania o no alemanes que sí vienen de Alemania, y termina siendo una confusión total. Al final venimos de los países en que nacimos y nos influyen las culturas con las que la vida nos ha puesto en contacto. Para mí será un gusto estar viviendo en Alemania, en parte porque hablo alemán, lo aprendí en la escuela. El lenguaje es un puente que une a cierta cultura, aunque uno no haya vivido allí.
Para muchos peruanos y latinoamericanos usted puede ser un ejemplo o inspiración de cómo un estudiante puede destacar en su área.Será un gusto enorme servir como modelo, lo que tomo con modestia, pero si sirvo para algo realmente me dará gran placer. Ahora veo que el hecho de que algunos de mis resultados han tenido cierta publicidad ha ayudado un poco al perfil de la matemática en el Perú y espero que lo mismo sea cierto en el resto de Latinoamérica.
¿En qué sentido?
Hay mucha gente que no conocía siquiera que hay una carrera de matemático. Ha habido también otros jóvenes con talento que han logrado hacerse un camino, consiguiendo becas. La gente joven va a ver cómo uno puede volverse matemático.
Usted sigue en contacto con su país, organizando charlas y cursos como el que realizará en agosto en el Cusco. ¿Cuál es su motivación?
Para mí es muy importante el desarrollo de la matemática no sólo en el Perú sino en Latinoamérica, la patria grande. Es un placer poder organizar esto para toda Latinoamérica en el Cusco, la vieja capital de los Incas. Espero que ayude al desarrollo de la juventud.
¿De qué manera podemos impulsar talentos que podrían perderse si no tienen respaldo?Hay que comenzar desde pequeños o por lo menos desde muy jóvenes. Yo comencé a involucrarme en olimpíadas y concursos de matemática a los 13 ó 14 años. Aunque mucha gente lo toma en serio recién en la universidad, es mejor desde antes. Todo maestro debe ser consciente de que la matemática es mucho más que los cálculos, que lo crucial son las pruebas, es una experiencia que no debe perderse. El pequeño porcentaje de quienes quieren o pueden volverse matemáticos o científicos, deben ser muy alentados. Un buen maestro es alguien que identifica a los estudiantes que irán más allá que él o ella, les dan un trato adaptado a sus habilidades, libros y los ponen en contacto con otras personas.
Se ha dicho que usted es un genio de las matemáticas, ¿se siente así?
Yo creo que la categoría de genio o prodigio no es una categoría util. Si es que hay un genio de la matemática, es alguien más hábil que yo. El talento es importante, la preparación es muy importante, pero también la vocación y el esfuerzo son algo esencial. Uno no debe confiarse. Se hace mucho daño si alguien llega a creerse genio. Si uno tiene un talento, tiene un deber, algo que desarrollar. Al final lo que cuentan son los logros.
Y usted, que es un matemático joven, ya los ha tenido...Ya los estoy teniendo gracias al esfuerzo, pero también a la ayuda de mucha gente que me ha ayudado a formarme.
No, para la mayor parte de los matemáticos no es así. Es muy importante compartir ideas y formar una nueva generación. Necesitamos interacción con otros investigadores y enseñar a otros para mejorarnos a nosotros mismos como investigadores.
¿Qué importancia tiene, también en lo personal, haber resuelto la conjetura débil de Goldbach?
Es una conjetura de importancia histórica, porque era conocida y había estado abierta mucho tiempo, pero también había sido un aliciente para muchos desarrollos importantes en la teoría analítica de números. Por mucho tiempo no se avanzaba y luego hubo dos grandes avances a principios del siglo XX y así se desarrollaron muchas herramientas que fueron muy útiles para otros problemas. Para mí ha sido una satisfacción poder terminar definitivamente la resolución del problema, que ahora ya se conoce para todos los números. También ha sido una oportunidad de mejorar muchas herramientas existentes que serán útiles para otros propósitos dentro y a veces fuera de la disciplina.
¿Qué papel jugó la familia del investigador en su desarrollo como científico?
¿Al resolver una suposición como ésta, no sólo importa la respuesta final?
Exacto, y como en muchos casos, el camino ha sido y será incluso de importancia práctica mayor que el resultado en sí. Es como para llegar a la cima de una montaña: la gente quiere escalarla porque está ahí, es significativo, pero primero hay que construir una carretera, mejorar las herramientas para escalar montañas, hacer un buen plan y eso al final va a ser lo más importante para otra gente.
Su madre es profesora e investigadora en estadística y su padre, profesor de matemática. ¿Cuánto influyó su familia en este camino?
Como ocurre con mucha gente, mis padres influyeron. No trataron de forzarme a ser matemático para nada, mi hermano es historiador por ejemplo, pero sí influyeron. Me ayudó bastante tener un acceso temprano a la matemática, sabía que era más de lo que se enseñaba en el colegio, tenía una perspectiva amplia y también me puse en contacto con muchos jóvenes y no tan jóvenes que se interesaban por la matemática. Creo que los medios de comunicación masiva pueden tener un rol muy positivo ampliando las perspectivas de los jóvenes y poniéndolos en contacto con los problemas actuales de la matemática.
Usted tiene apellidos extranjeros, ¿cuál es su relación con Alemania?
Tengo bastantes apellidos, como todos en Latinoamérica. Tenemos apellidos que vienen de muchas partes, algunos de manera confusa. Hay apellidos alemanes que no vienen de Alemania o no alemanes que sí vienen de Alemania, y termina siendo una confusión total. Al final venimos de los países en que nacimos y nos influyen las culturas con las que la vida nos ha puesto en contacto. Para mí será un gusto estar viviendo en Alemania, en parte porque hablo alemán, lo aprendí en la escuela. El lenguaje es un puente que une a cierta cultura, aunque uno no haya vivido allí.
Para muchos peruanos y latinoamericanos usted puede ser un ejemplo o inspiración de cómo un estudiante puede destacar en su área.Será un gusto enorme servir como modelo, lo que tomo con modestia, pero si sirvo para algo realmente me dará gran placer. Ahora veo que el hecho de que algunos de mis resultados han tenido cierta publicidad ha ayudado un poco al perfil de la matemática en el Perú y espero que lo mismo sea cierto en el resto de Latinoamérica.
¿En qué sentido?
Hay mucha gente que no conocía siquiera que hay una carrera de matemático. Ha habido también otros jóvenes con talento que han logrado hacerse un camino, consiguiendo becas. La gente joven va a ver cómo uno puede volverse matemático.
Usted sigue en contacto con su país, organizando charlas y cursos como el que realizará en agosto en el Cusco. ¿Cuál es su motivación?
Para mí es muy importante el desarrollo de la matemática no sólo en el Perú sino en Latinoamérica, la patria grande. Es un placer poder organizar esto para toda Latinoamérica en el Cusco, la vieja capital de los Incas. Espero que ayude al desarrollo de la juventud.
¿De qué manera podemos impulsar talentos que podrían perderse si no tienen respaldo?Hay que comenzar desde pequeños o por lo menos desde muy jóvenes. Yo comencé a involucrarme en olimpíadas y concursos de matemática a los 13 ó 14 años. Aunque mucha gente lo toma en serio recién en la universidad, es mejor desde antes. Todo maestro debe ser consciente de que la matemática es mucho más que los cálculos, que lo crucial son las pruebas, es una experiencia que no debe perderse. El pequeño porcentaje de quienes quieren o pueden volverse matemáticos o científicos, deben ser muy alentados. Un buen maestro es alguien que identifica a los estudiantes que irán más allá que él o ella, les dan un trato adaptado a sus habilidades, libros y los ponen en contacto con otras personas.
Se ha dicho que usted es un genio de las matemáticas, ¿se siente así?
Yo creo que la categoría de genio o prodigio no es una categoría util. Si es que hay un genio de la matemática, es alguien más hábil que yo. El talento es importante, la preparación es muy importante, pero también la vocación y el esfuerzo son algo esencial. Uno no debe confiarse. Se hace mucho daño si alguien llega a creerse genio. Si uno tiene un talento, tiene un deber, algo que desarrollar. Al final lo que cuentan son los logros.
Y usted, que es un matemático joven, ya los ha tenido...Ya los estoy teniendo gracias al esfuerzo, pero también a la ayuda de mucha gente que me ha ayudado a formarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario