La caída de producción de los países que no están en la OPEP ha superado el aumento del cártel
En julio de 2016, 20 meses después de que la OPEP indicase que no iba a recortar su producción a pesar de la sobreoferta existente, parece que finalmente se ha producido el equilibrio entre oferta y demanda mundial de petróleo. La dinámica durante estos meses ha implicado pasar de más dos millones de barriles día de excedente en un mercado de 95 millones de barriles día a un probable ligero exceso de demanda. Los dos elementos más resaltables de las dinámicas de oferta y de demanda son: una alta elasticidad de la producción y el consumo respecto a los precios y un continuo aumento de la producción de la OPEP (el cartel de productores tradicionales), cuya oferta ya representa el 35% de la producción mundial.
Según los datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en el primer semestre de 2016, la oferta de los países que no forman parte de la OPEP ha caído casi 2,5 millones de barriles diarios (bl/d). Si eliminamos de esta cifra la caída temporal de producción de Canadá tras los incendios en el Estado de Alberta en mayo, estaríamos hablando de una reducción de la producción de dos millones de barriles día en lo transcurrido de año. La AIE estima que en media la caída de la producción en 2016 será de unos 900.000 barriles día.
La evolución de la producción de la OPEP es bien distinta. En los seis primeros meses de 2016, y tras el levantamiento de las sanciones nucleares a Irán, el conjunto de los países del cartel ha aumentado su producción en 0,65 millones de barriles día (bl/d); destacando el aumento de Irán (0,8 millones de bl/d) y de Arabia Saudí (+0,4 millones de bl/d) parcialmente compensado por las caídas en Nigeria, Venezuela e Irak.
En definitiva, poniendo en conjunto los ajustes de la OPEP y de los países que no forman parte de esta organización, estaríamos hablando de que la oferta global se ha reducido en 900.000 barriles al día en la primera mitad del año, y esto con un aumento de la producción iraní de casi 800.000 barriles día.
¿Y qué podemos decir de la demanda? Pues que la caída de los precios se ha traducido en un aumento del consumo. Así ocurrió en 2015, cuando la demanda creció 1,8 millones de barriles diarios —una tasa anual del 1,9%—, y se sigue observando en la primera mitad de 2016, con crecimientos interanuales de 1,5 millones de barriles, con un ritmo anual del 1,6%. Lo sorprendente es no solo la magnitud del aumento cuando la economía mundial se está desacelerando, sino que el consumo crece 600.000 barriles al día en los países de la OCDE, donde se pensaba que nunca más volveria a incrementarse la demanda. Además, casi la mitad de este crecimiento es europeo.
Con estas dinámicas, la AIE señala que la diferencia entre oferta y demanda se situó en unos 200.000 barriles al día en el segundo trimestre, y que probablemente en julio se haya alcanzado una situación equilibrio en el mercado mundial de crudo.
Es decir, en un año se ha corregido casi en su totalidad el desequilibrio del mercado, y se espera que estas dinámicas continúen hasta que los niveles de demanda superen de manera continuada a los de oferta, ayudando así a reducir los altos niveles de inventarios. Estos elevados niveles de inventarios son, según la AIE, el principal freno a una fuerte recuperación de los precios del crudo.
Antonio Merino García es economista jefe y director de Estudios de Repsol
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