Una nueva publicación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ahonda en la vigencia de los postulados neoestructuralistas a la luz de la reciente crisis internacional y de la zona euro y propone abrir vías de diálogo entre esta escuela, de creación netamente latinoamericana, y otras tradiciones de pensamiento como las corrientes heterodoxas para dar lugar a una agenda de políticas alternativa al paradigma económico dominante.
El libro Neoestructuralismo y corrientes heterodoxas en América Latina y el Caribe a inicios del siglo XXI ha sido editado por la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, y por el Secretario Ejecutivo Adjunto, Antonio Prado, y contiene 15 ensayos agrupados en cinco áreas temáticas: corrientes de pensamiento y contexto regional a inicios del siglo XXI, macroeconomía para el desarrollo, cambio estructural y desarrollo productivo, el papel del Estado, y un análisis de casos de las grandes economías de la región.
Con esta serie de reflexiones, a cargo de expertos vinculados al trabajo de este organismo de las Naciones Unidas, la CEPAL pretende ofrecer una mirada renovada sobre el neoestructuralismo y su capacidad para colaborar con corrientes heterodoxas como la evolucionista e institucionalista, la escuela de la regulación, los marxistas y radicales, y los post-keynesianos, y establecer las bases de un desarrollo socioeconómico inclusivo y ambientalmente sostenible para la región.
La línea de pensamiento neoestructuralista se asienta sobre los pilares del estructuralismo, que a partir de los años 50 planteó que los principales problemas de América Latina y el Caribe eran el rezago tecnológico, la restricción externa, la desigualdad, la heterogeneidad estructural, la inestabilidad y la economía política de las relaciones de dependencia y de poder articuladas bajo el binomio centro-periferia.
Tal como recuerda el libro, la corriente neoestructuralista se comenzó a desarrollar en la CEPAL a fines de los años 80 e inicio de los 90. Para entonces, los programas de ajuste estructural implementados en los países latinoamericanos habían provocado un fuerte estancamiento y una grave crisis de deuda, mientras las economías asiáticas crecían con fuerza y mejoraban su inserción internacional gracias al menor costo de las exportaciones de productos con mayor contenido tecnológico. Esto puso en tela de juicio las recomendaciones surgidas bajo el paradigma del Consenso de Washington.
Según se apunta en esta compilación de ensayos, el neoestructuralismo considera que los principales problemas económicos de la región no se deben fundamentalmente a distorsiones de la política económica o del mercado, sino que son más bien de origen histórico y de carácter estructural. Por tanto, los cambios que propone son también de tipo estructural y están orientados a mejorar la inserción comercial internacional, reducir la heterogeneidad estructural, incrementar la generación de empleo productivo y mejorar la distribución del ingreso.
A partir de la década de 2000, el neoestructuralismo se articuló en cuatro grandes áreas: macroeconomía y finanzas, comercio internacional, desarrollo social y sostenibilidad ambiental.
En el centro de este paradigma está la acción del Estado, sobre la base de una nueva ecuación con el mercado y la sociedad, y una nueva visión del desarrollo en la que la igualdad es el principio ético y el objetivo último, el cambio estructural es el camino y la política es el instrumento. Así lo ha recogido la CEPAL en sus tres últimos documentos de posición: La hora de la igualdad: brechas por cerrar, caminos por abrir (2010), Cambio estructural para la igualdad: una visión integrada del desarrollo (2012) y Pactos para la igualdad: hacia un futuro sostenible (2014).
Este libro se basa en los debates que tuvieron lugar durante el seminario Neoestructuralismo y economía heterodoxa que se celebró en la sede de la CEPAL en abril de 2013 y es fruto de un esfuerzo conjunto entre este organismo y el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (International Development Research Centre, IDRC) de Canadá, que durante 2012 y 2013 impulsó unproyecto para rescatar el legado del economista argentino Raúl Prebisch, Secretario Ejecutivo de la CEPAL entre 1950 y 1963 y figura histórica del pensamiento latinoamericano.
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